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Capítulo veintidós

Cuando Emma se despertó a la mañana siguiente, lo primero que notó fue lo cómoda que estaba. Demasiado cómoda. Y cálida. Estaban en la habitación de Daniel. En su cama.

Lo segundo que se dio cuenta fue que estaba encima de Daniel. No solo encima de él, sino extendida sobre él como si le pertenecier...