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Capítulo ciento dos

Emma rodó los ojos. —Creo que soy capaz de salir de la casa sola.

—Lo sé —dijo él en voz baja—. Solo me preocupo y preferiría estar contigo.

No había mucho que ella pudiera decir a eso, así que asintió. —Te veré en el almuerzo —dijo.

Él levantó la mano en un gesto de despedida y luego se alejó. P...