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Algunos príncipes, algunas ranas

—No... —murmuro secamente, aún paralizada y sin saber qué decir—. Yo...

—No tienes que responder ahora —Liam habla seriamente, pero su mirada muestra decepción—. Solo piénsalo.

Me da un beso en la frente y se va. No entra en su habitación, que está justo al lado de la mía, sino que sale del bloque...