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WHITNEY

—¡Sí, cariño..! no pares —gemí.

A primera hora de la mañana, Addams ya estaba dentro de mí, haciéndome gritar su nombre más fuerte en la habitación.

Este hombre era un diablo en la cama, sabía cómo tocarme. Le gustaba escuchar mis gemidos, su brazo musculoso y su cuerpo no eran solo para lucir, sa...