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Plan y placer

ERAN las ocho de la noche. Después de cenar, Zero e Isla se quedaron en el balcón de su habitación. Su hija ya estaba dormida en la habitación contigua.

—¿Cómo va la escuela? —preguntó Zero mientras se recostaba en la silla y la miraba.

Ella soltó un profundo suspiro, y Zero supo que algo andaba m...