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Guardé mi teléfono en el bolsillo y suspiré soñadoramente al pensar en él. Temprano esta mañana me había enviado un mensaje diciendo que estaría ocupado todo el día, porque tendría inversores de Dubái y Japón en su oficina.

—Estás tan enamorada que me dan ganas de vomitar —Reina entró en la cocina ...