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PESADILLA (SEGUNDA PARTE)

El sacerdote se paró frente a ellos con su atuendo negro, sus pequeños anteojos puestos mientras los miraba, sosteniendo su libro en la mano. Era un hombre mayor de unos cincuenta años, su larga barba blanca caía sobre su cuello y se aclaró la garganta para causar la mejor impresión en la pareja, y ...