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CAPÍTULO 37

No era una niña mala; no la movía el dinero, los celos ni la avaricia. Era solo un alma pura llena de tanto amor que no dudaba en compartirlo con quienes la rodeaban.

Lamentaba mucho haberse casado con ella tan apresuradamente, algún día le daría una ceremonia de boda adecuada y juntos renovarían s...