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UNO SESENTA Y SIETE

Su labio se curvó hacia atrás, mostrando sus dientes mientras hablaba, como si estuviera a segundos de destrozarlo con sus propias manos si no hubiéramos estado entre ellos. No temblaba. Ni siquiera parpadeaba. La pistola había desaparecido, pero la arma seguía muy presente en ella, pulsando a travé...