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UNO SESENTA Y CUATRO

Otro estruendo. Una voz más profunda lo siguió, masculina, áspera, enojada. —¡Eres una estúpida!

Gael.

El vidrio se rompió de nuevo. Algo pesado cayó al suelo. Mi sangre se convirtió en hielo.

Dominic maldijo entre dientes, ya alcanzando la pistola que había dejado al lado del sofá horas antes—pe...