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UNO CINCUENTA Y CUATRO

La cena estaba servida. Lasaña, dorada y burbujeante, llenaba la habitación con una calidez que no coincidía del todo con el silencio que flotaba sobre la mesa. Era la receta de Isabella: rica, aromática, hecha con demasiado amor para ser comida en tensión. Pero la tensión se sentaba con nosotros de...