ESTO DURANTE CATORCE NOCHES

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El cielo era de un azul grisáceo desvanecido, esa luz de última hora de la tarde que ya no era suave ni dorada, solo opaca. Cansada. Como si el día mismo estuviera agotado. Me quedé en el porche delantero, balanceándome de un pie a otro, con los brazos cruzados firmemente alrededor del pecho, los de...