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Joe ya estaba muerto cuando lo vi. Su cuerpo estaba desplomado contra la pared, con la cabeza torcida en un ángulo grotesco. Pero eso no fue lo que me revolvió el estómago—fue ver a Adeline acercarse a él una vez más, tan tranquila como la noche misma, con el dedo aún descansando en el gatillo de un...