Read with BonusRead with Bonus

72

No me llevaron a la sala de interrogatorios hoy. No es que importara. Seguía esposado, como siempre. Las esposas habían sido mis compañeras constantes durante los últimos cinco días, mordiendo la piel de mis muñecas. Lo que comenzó como llagas rojas se había convertido en moretones tan morados que c...