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Un deseo

—Me asustaste muchísimo —le regañé frunciendo el ceño y envolviéndome en el chal para calentarme.

—Lo siento si te asusté. No quería asustarte. Te vi frotándote los brazos y asumí que tenías frío —explicó su acción como un colegial que ha sido reprendido por su maestro, lo que me hizo reír.

—Está ...