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Escabulléndose

Giselda me colocó en la silla interior antes de tomar la silla exterior. No iba a quejarme. Era mejor para mí tener a una mujer tan dominante a mi lado. Solo significaba que los Alfas y Betas en la sala estarían más atraídos por ella. Podía esconderme en las sombras. Cuanto menos notoria fuera, meno...