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Una Annie no tan tímida

Gerald

Fui arrojado de la cama mientras aún estaba oscuro afuera. Miré a Giselda con furia mientras ella me miraba con una sonrisa burlona.

—¡Levántate de una vez! ¡Es hora de trabajar! —me espetó.

—¿Qué hora es? Todavía está oscuro afuera —le dije.

—Lo sé. Son las 3 de la mañana. Ya he comido, ...