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Llamé a la puerta y no hubo respuesta, así que entré y él seguía durmiendo bajo las sábanas. Sacudí la cabeza. Nunca era madrugador.

Al abrir las cortinas, el sol brilló intensamente a través de la ventana, lo que hizo que se moviera y se girara de lado para no estar de cara a la ventana. Puse los ...