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24- Bueno, eso se fue al infierno en una cesta de mano

Estaban pasándolo tan bien que Aisha casi se olvidó de lo que había venido a hacer. Su estómago se retorció. Se inclinó hacia atrás para hablar al oído de Serket.

—Tengo que ir al baño.

Se apartó, saludando con la mano mientras salía de la sala y subía las escaleras. Ya había tanta gente besándose...