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CAPÍTULO 30

A la mañana siguiente me despierto a las doce y media. No me sorprende, estaba agotada. Salgo de nuestro dormitorio para buscar a Enzo. Lo veo en el estudio.

—¿Cómo estuvo tu noche, amore? —digo entrando al estudio.

—Estuvo bien, mi amore, y supongo que la tuya también, viendo la hora a la que te ...