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Capítulo 39

—Oh Dios, tengo que empujar la cabeza de este imbécil afuera —murmuró y hizo lo que dijo, cerrando la puerta con llave—. Ahora no entrará —dijo con seguridad.

Pobre Nina, no sabe que él tiene las llaves de mi habitación.

Solo le sonreí tímidamente...

Volviéndose hacia mí, me miró con los ojos entrec...