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Capítulo cuarenta y cinco

Marcus

Los gritos desgarraron la habitación, sacándome de un sueño inquieto. La habitación estaba oscura y podía escuchar la respiración tranquila de Vega.

El grito volvió a desgarrar la habitación y salté de la cama. —Vega, levántate.

—Es solo Nash —dijo, dándose la vuelta y cubriéndose la cabez...