Read with BonusRead with Bonus

CAPÍTULO 13: REUNIÓN DE DOS ALMAS ROTAS

Mi rostro se puso rojo como un tomate de la vergüenza. ¿Cómo podía decir cosas así justo después de lamerme como si estuviera bebiendo un elixir necesario para su supervivencia?

Sus labios suaves brillaban bajo la luz, aún cubiertos con mis jugos. La sonrisa que se dibujaba en las comisuras de sus ...