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CAPÍTULO 123: EL CAMINO MÁS PELIGROSO

Mis pies me pican por correr hacia Penélope y acompañarla mientras camina lentamente hacia la entrada principal. Si no fuera por el General Lombard, que estaba sentado a mi lado en el asiento trasero, habría bajado de este coche y habría ido junto a mi prometida. No podía soportar verla caminar sola...