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CAPÍTULO 106: ÉL ES EL ÚNICO

Estaba jadeando fuertemente y recuperando el aliento debajo del bien esculpido cuerpo de Dylan, mientras aún podía sentir su viril hombría palpitando y eyaculando dentro de mí. Ambos estábamos cubiertos de sudor y el olor de la habitación era de lujuria y éxtasis sin filtro. Lo que hicimos, esas dos...