




Capítulo 4
Al día siguiente, Alexander y Lily querían proceder a registrar su matrimonio. Alexander la miró severamente mientras se sentaban en su oficina.
—Este matrimonio es solo por un año y medio. Como ya dije, no habrá romance y no interferiremos en la vida personal del otro. Todos tendrán su privacidad.
Lily asintió, intentando mantener sus emociones bajo control. Ella tenía sentimientos verdaderos por Alexander, pero expresarlos ahora la haría parecer una cazafortunas. Tenía que aceptar sus términos, a pesar de sus reservas.
—Finalmente —continuó Alexander—, durante este tiempo, espero que des a luz a mi hijo. Cuando el contrato expire, te pagaré y asumiré la custodia total del niño. Supongo que leíste los términos antes de firmar.
Lily asintió de nuevo y luego habló.
—Entiendo, pero antes de firmar, hay algo que quiero añadir.
James y Alexander parecían confundidos, sin saber qué iba a decir. Lily se mantuvo tranquila mientras sorbía el líquido que le habían proporcionado.
—Mi condición para este matrimonio es que yo maneje todos los asuntos domésticos como la mujer de la casa. Comerás lo que yo prepare. Finalmente, aunque entiendo que no podré quedarme con el niño una vez que el contrato expire, me gustaría poder verlo dos veces al mes.
—No permitiré que mi hijo crezca sin una madre —a pesar de su miedo a que Alexander rechazara sus términos, Lily necesitaba ser valiente.
La boca de James se abrió de par en par ante su audacia. Conociendo a su jefe, no creía que Alexander aceptara.
La expresión de Alexander se endureció.
—Estoy de acuerdo con la mayoría de lo que has dicho, pero no puedo permitirte venir aquí después del divorcio para ver al niño. Si no puedes aceptar eso, disolveremos el contrato aquí mismo.
El corazón de Lily se hundió, pero de alguna manera logró sonreír.
—Está bien, no hay problema. Si no puedes aceptar mis términos, terminaré el acuerdo.
Se levantó y salió de la oficina.
—Jefe, ¿realmente la dejarás ir? —preguntó James, aprensivo—. Recuerda que solo tienes un año y medio. No hemos identificado a una mejor candidata que ella. Por favor, reconsidera sus términos.
Alexander le lanzó a James una mirada severa, lo que lo hizo callar.
—Está bien. Realmente no quiero que mi hijo se vea afectado por ella. Pero, con el tiempo, sabré qué hacer. Llámala de vuelta y haz que firme.
—De acuerdo, señor —respondió James con una sonrisa. Salió a llamar a Lily y se sorprendió al verla todavía sentada en el vestíbulo de espera.
—Señorita Evans, asumí que ya se había ido. De todos modos, mi supervisor ha aceptado sus términos. Está listo para firmar de inmediato. ¿Volvemos adentro?
Ambos regresaron a la oficina, y Alexander le dio a Lily una mirada fría, pero a ella no le importó.
—Está bien. Eso implica que estamos listos para empezar.
Ambos firmaron los formularios del contrato y obtuvieron copias. Después de eso, Alexander le dijo a James:
—Lleva a Lily por la casa y muéstrale la mansión para que se familiarice con el lugar y el personal. Luego dale una tarjeta de crédito para que pueda comprar ropa acorde a mi estatus.
James asintió y sonrió.
—Por supuesto, señor.
Lily sintió una mezcla de alivio y miedo mientras salían de la oficina. Había establecido su presencia en la vida de Alexander, pero ¿a qué costo?
Lily siguió a James mientras él la guiaba por los magníficos pasillos de la finca. El lujo era asombroso, con candelabros de cristal, suelos de mármol y obras de arte finas decorando cada rincón. A pesar de la grandeza, Lily tenía una sensación de soledad.
Se preguntaba si Alexander alguna vez se sentía en casa en esta lujosa finca. James la presentó a los trabajadores del hogar, quienes la recibieron con respeto. Estaban claramente bien entrenados y acostumbrados a los rituales de la alta sociedad. Lily tomó notas mentales sobre sus nombres y posiciones, sabiendo que los necesitaría para navegar en su nueva vida.
Después del recorrido, James le entregó una elegante tarjeta de crédito negra.
—El señor Kane quiere que cambies tu vestuario para reflejar tu nuevo estatus. Usa esta tarjeta para hacer compras.
Lily aceptó la tarjeta, sintiendo el peso de sus nuevas responsabilidades. Asintió y agradeció a James antes de regresar a su habitación para refrescarse. Necesitaba tiempo para comprender lo que había sucedido y prepararse para el próximo capítulo de su vida.
Lily salió de compras, seleccionando vestidos elegantes y ropa formal para adecuarse a su nuevo rol. Eligió atuendos clásicos y sofisticados que le permitirían mantener la apariencia de una dama refinada.
Más tarde esa noche, Alexander regresó a la mansión. Encontró a Lily en la sala de estar, leyendo una pila de documentos. Vio la determinación en sus ojos y sintió un poco de arrepentimiento por los duros términos que había impuesto.
Rompió el silencio, preguntando:
—¿Te has acomodado bien?
Lily levantó la vista, sorprendida por su rápida entrada.
—Gracias. James fue muy útil.
—Bien —respondió Alexander, su tono suavizándose—. Debemos presentarnos como un frente unido en público. Nuestro matrimonio puede ser un contrato, pero las apariencias importan. ¿Estás lista para eso?
Lily asintió.
—Entiendo. Haré todo lo posible para cumplir con mis responsabilidades.
—Una cosa más —añadió Alexander—, mi empresa está organizando una gala benéfica el próximo fin de semana. Es un evento de alto perfil y necesitarás venir como mi esposa. Asegúrate de estar lista.
—Lo estaré —le dijo Lily, aunque la perspectiva de enfrentarse al público la ponía nerviosa.
Cuando Alexander salió de la sala, Lily suspiró. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero estaba decidida a sacar lo mejor de la situación. Manejaría la complejidad de su arreglo, encontraría una manera de hacer una diferencia en la vida de Alexander y, tal vez, eventualmente ganarse un lugar en su corazón.
Amar a alguien que no te ama puede ser realmente desgarrador. Está tan cerca, pero su corazón parece estar a kilómetros de distancia del tuyo. «Lo cambiaré, eres mío» Lily hizo una resolución silenciosa en su corazón.