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Capítulo 36: El alfa es realmente bueno

—Toc, toc —golpeé suavemente la puerta.

Luego me quedé en silencio esperando a que la sirvienta del alfa viniera corriendo a abrir la puerta.

Esperé afuera un minuto y al no escuchar a nadie venir a abrir la puerta, decidí golpear de nuevo, una vez más, y seguir esperando.

«Abre la puerta, Pamela...