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Capítulo cuarenta y dos

Tragué una última vez, tomando en cuenta los cientos de ojos expectantes que estaban todos enfocados en mí. Claro, parecía una Reina, pero ciertamente no me sentía como tal.

Me sentía frágil, indefensa, débil.

Eso fue hasta que levanté la vista y vi las sonrisas brillantes de mis dos Reyes en la pri...