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Capítulo treinta y nueve

—Tranquila, chica—. Tiré de las riendas de Misa, sonriendo a Bastion, quien ya nos esperaba junto a la piscina del oasis con las manos en las caderas.

—No sé por qué te molestas en montar a caballo cuando podrías ir mucho más rápido con tus propias patas.

—O pies—. Intervino Rory, apoyándose casualm...