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Las secuelas

El sonido de cristales rompiéndose estalla en mis oídos. El rugido del fuego abruma mis sentidos, el calor me lame la cara. No puedo abrir los ojos por el humo, y mi voz no es más que un gorgoteo ahogado mientras intento gritar el nombre de Emelda.

Alguien me agarra por detrás y me arrastra por la ...