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No puedo perderla

El cuarto de Faye es un caos. Enfermeras y el médico rodean su cama hasta el punto en que no puedo verla a través del tumulto. Empujo a través de ellos, viéndola pálida y retorciéndose, arqueándose de dolor.

—¿Qué le pasa?! —grito.

Faye murmura, espuma blanca teñida de sangre burbujea de sus labio...