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De cenizas a llamas

Rainer

Los alimentadores me miran como ovejas, confundidos y asustados. No se mueven. No creo que ni siquiera estén respirando. Paso alrededor del cuerpo ardiente de Lazar y hago un gesto de espantar a los alimentadores.

—¡Váyanse! —exclamo—. ¿Qué están esperando?

Una de las cambiantes femeninas ...