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Capítulo 239

Las piedras calentadas por el sol chisporroteaban mientras salíamos del agua, el aire acariciando mi piel húmeda como el aliento de un amante. Tom rodeó mi cintura con un brazo, acercándome. Nuestros cuerpos inferiores se conectaron, y sentí su dureza contra mi estómago.

—Eso está mejor —murmuró, b...