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Capítulo 206

El timbre de la puerta cortó nuestro momento acalorado como un balde de agua fría. Sara se quedó congelada encima de mí, su pecho aún agitado. Mis dedos seguían enterrados dentro de ella, y podía sentir sus paredes apretándose alrededor de ellos.

—¿Quién podría ser a esta hora? —murmuré.

Sara se m...