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No pregunté por ti...

—Sí, señorita Emily, ya estoy en camino —dije al teléfono.

Escuché su suspiro de estrés al otro lado de la línea—. Gracias a Dios. Siento molestarte tanto, pero esto es muy importante. Él no es el tipo de hombre que tolere la impuntualidad...

—Puedes confiar en mí cuando digo que ya estoy en camin...