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Sucedió...

Ella bostezó y luego estiró los brazos. Rápidamente me envolví en la manta, cerré los ojos y fingí estar dormida.

Luciano no se movió, pero sus dedos seguían dentro de mí.

Abrí un poco los ojos y vi a Gloria pasar. Ella acarició la barbilla de Luciano.

—Hola, cariño. ¿Tienes frío? —señaló la mant...