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Está mal pero taaaan bien...

Me sorprendió ver la manta, pero no dije nada. Volví a mi asiento y miré a Gloria, estaba dormida y de espaldas a nosotros.

Respiré hondo y, por el rabillo del ojo, pude ver que él estaba ocupado con su teléfono.

Bien, así que había vuelto a ignorar mi existencia. ¿Sabes qué? Esto en realidad era ...