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65 | LA PROMETIDA FALSA

Frema no pudo evitar sentir cómo la vergüenza cubría toda su piel como una manta fría. Afortunadamente, sus zapatos planos producían un ruido mínimo contra las baldosas del hospital mientras intentaba encontrar la sala a la que la habían dirigido. Trataba de convencerse de que solo estaba allí por e...