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CAPÍTULO 24

Tianna corría. Sabía que Ostrodan corría detrás de ella, aunque no podía oírlo por encima del rugido de su propio corazón. Sus pasos sacudían la linterna y esta se balanceaba salvajemente en su mano, proyectando sombras danzantes y siniestras en la pared y el suelo frente a ella, como un faro que gu...