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CAPÍTULO 15

La tormenta empeoró. Ahora, no solo era el viento y la nieve que soplaban y enterraban todo a la vista, sino un frío mortal que absorbía el calor de todo lo que encontraba a su paso. Tanto los demonios como los aldeanos se vieron obligados a refugiarse en la mansión para evitar que se les congelaran...