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—¡Lo sabía! —gritó alguien en la multitud, causando un alboroto de demandas para que Martin fuera encarcelado.

Martin miró a su esposa, apenas creyendo lo que veía y oía. No podía estar del lado de Marcus en este asunto, ¿verdad?

—Martha, ¿qué demonios piensas...?

—¡No dejaré que encierren a mi b...