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Castigo erótico

Axel se relajó sorprendentemente ante mis palabras y luego rápidamente una sonrisa se formó en su rostro.

—Sigo preguntándome por qué no le das una oportunidad, Rinna. Es tan lindo, tiene una sonrisa cursi y le gustas. ¿Qué más podrías querer de un chico? —Rodé los ojos cuando escuché a Xenia decir...