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Antojos de medianoche

Subimos las escaleras hacia la habitación de Xenia, pero mientras caminábamos, escuchamos pasos siguiéndonos y, por supuesto, no era nadie más que el estúpido de Axel.

—¿Qué demonios te pasa otra vez, Axel? Esta es una noche de chicas —dijo Xenia, girándose sobre sus talones y soltando de golpe.

—...