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Atrapado en el acto

—¡Oh! ¡Hola! —Justo cuando levanté la almohada sobre su entrepierna con todas mis fuerzas, él habló sorprendentemente con una sonrisa en su rostro. Mi corazón latía aún más fuerte mientras la miraba—. ¿Cuánto vio? Estamos seriamente jodidos, por el amor de Dios —murmuré para mí misma mientras sentía...