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Capítulo veintisiete

Después del almuerzo, Vlad me llevó al puesto de la armería en busca de guantes. Encontró un par que combinaba con mi armadura y que me quedaba perfecto. No muy ajustados, pero tampoco sueltos. Asintió al hombre y nos dirigimos al puesto de ropa para buscar más guantes. Encontramos un par esponjoso ...