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Epílogo

Cuatro años después

El suave sonido de un llanto despertó a Eva de su tranquilo sueño. La cansada loba abrió sus ojos color avellana para observar el entorno del dormitorio principal. Afuera, un verano indio estaba en pleno apogeo, con una luz dorada y vainilla entrando juguetonamente por las p...