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MONSTRUO DE CINCO DÍAS

Michael no había dejado de sonreír desde el momento en que vio a sus amigos, preparándose para contarles sobre su nueva felicidad.

Estaban en su lugar habitual de juego: un campo de hockey, donde siempre habían estado desde que estaban en la escuela primaria.

—¿Soy solo yo, o también ves la sonris...