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El compromiso del Fancy Pants Club
Capítulo 1: El que está deslumbrado
Capítulo 2: Cuando todo es perfecto excepto uno
Capítulo 3: Dulce y deliciosa venganza
Capítulo 4 - El gurú del Kamasutra
Capítulo 5 - Hacer amistad con el Sr. Vicepresidente
Capítulo 6: Una sorpresa de sábado por la noche
Capítulo 7 - ¿Secuestrado por el Sr. ____?
Capítulo 8 - Con los ojos puestos en mí
Capítulo 9 - El amable hijo español de un duque
Capítulo 10 - Modelo artístico de piña
Capítulo 11 - Cita para almorzar con los tres dioses
Capítulo 12: Estable a medida que avanza
Capítulo 13: Construyendo un harén
Capítulo 14: Las minas terrestres del gurú
Capítulo 15: Erik habla sobre cómo convertirse en un dominante
Capítulo 16 - Cuando ataca el afrodisíaco
Capítulo 17: Esquivando los deberes de Cenicienta
Capítulo 18: Emociones conflictivas
Capítulo 19: El arte de la guerra de una mujer
Capítulo 20 - Cuando los labios hablan
Capítulo 21 - Mantenerse al día con Shakespeare
Capítulo 22: Entre la verdad y el desafío
Capítulo 23: Cuestionando al club
Capítulo 24: Una reunión de cambio
Capítulo 25 - Al diablo con el contrato
Capítulo 26 - El presidente herido
Capítulo 27 - El toque del maestro
Capítulo 28 - ¿Qué tan profundo puede llegar?
Capítulo 29: Entre la distancia y la alucinación
Capítulo 30: ¿Fiesta de cumpleaños para dos?
Capítulo 31: Conociendo al malhumorado presidente
Capítulo 32 - Miradas ardientes
Capítulo 33 - Cuando él y ella lleguen
Capítulo 34: Cama en llamas
Capítulo 35: Alcanzar juntos la gran 'O'
Capítulo 36: Necesidad de un caballero de brillante armadura
Capítulo 37: Girando las cartas
Capítulo 38 - Juego retorcido
Capítulo 39: Dentro de la guarida del enemigo
Capítulo 40 - La máscara de la indiferencia
Capítulo 41: En la cama del enemigo
Capítulo 42 - En memoria de...
Capítulo 43 - La calma antes de la tormenta
Capítulo 44 - Redecoración elegante
Capítulo 45: Algo así como un final
Epílogo de Fancy Pants

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Capítulo 45: Algo así como un final
— Daniella —
Era el segundo día en el hospital cuando abrí los ojos. La primera cara que me saludó fue la de mi madre, sosteniendo mi mano que estaba libre de una vía intravenosa. Ella sollozaba con bastante fuerza. Tuve que intentar calmarla apretando mis dedos en su mejilla sonrojada. Hablamos de...