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Capítulo 40

PARTE DOS

A medida que el humo gris de las armas se disipa y la casa se vuelve oscura y extrañamente silenciosa, el ardor habitual del humo me irrita los ojos. Me llevaré el olor acre a casa en mi ropa y mis ojos permanecerán rojos hasta que duerma para aliviar los efectos.

Después de horas de pre...