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Ella es mía

Su pecho y espalda probablemente también estaban cubiertos de marcas de uñas, lo sabía. —De ahora en adelante, cada vez que te folle, tienes que llamarme amo o papi—. Justo cuando estaba perdido en mis pensamientos, de repente me agarró la barbilla y me besó con fuerza, con la boca cerrada pero de m...